JUAN Y LAS HORMIGAS
Juan es un niño bogotano que vive a las salidas norte de
la ciudad de Bogotá, en la urbanización llamada Sindamanoy ubicada a 20 kilómetros
de su colegio el English School, entidad que comparte con su hermana mayor
Andrea donde están desde párvulos. Su casa la numero 30 tiene 200 metros
de construcción y 2.800 metros de lote. Un lugar, que por estar en la parte
superior de la montaña cuenta con extraordinaria vista hacia la sabana de
Bogotá, específicamente a las poblaciones de Chía, Cajicá y Zipaquirá. Goza de
árboles frutales de duraznos, tomates de árbol y uchuvas entre otras y un camino
peatonal que cruza todo el lote de la residencia y termina en la zona baja con
un asador de gran capacidad para un buen número de comensales. En su habitación
independiente su padre le construyo una boardilla a manera de segundo piso
donde instalo una miniciudad con un tren eléctrico de juguete que circula por
toda el área contando con todo tipo de luces y señales. Dadas las condiciones
geográficas y ambientales de la zona y de la montaña, también se encuentran
diferentes tipos de insectos, arañas y otros pequeños animales.
La rutina familiar se inicia a las seis de la mañana con
el desayuno en el comedor que usualmente prepara la señora auxiliar de cocina,
porque su mamá Sanda, también sale a estudiar en la Universidad De la Sabana
que está relativamente cerca, en la población de Chía y va en su camioneta que
llama Dulcinea, porque acostumbran ponerles nombre a sus carros tratando de
humanizar su servicio y teniendo presente el tiempo diario que comparten con
ellos. Al salir suelen despidiéndose de Lucas el perro San Bernardo que cuida
la entrada y los acompaña en la subida hacia el área social del conjunto. Siendo
las siete de la mañana salen Andrea, el papa y Juan en auto que llaman
Beethoven en dirección del Colegio que está en la calle 170 de Bogotá. Se
calcula llegar a las ocho de la mañana para cumplir con el reglamento de
llegada. Durante todo el camino hablan los dos hermanos con el papa, de
distintos temas, inventan canciones relativas a sucesos familiares y a las
vivencias de los animalitos de la casa, se cuentan anécdotas frecuentes. En
realidad, se gozan el viaje de poco menos de una hora.
Así va pasando el tiempo y se va haciendo cada vez más
difícil el transporte puntual para la llegada a la hora con los niños al
colegio. En ocasiones es tan complejo el atasco que forman la cantidad de
carros, que salen al mismo tiempo y en el mismo sentido y ha habido días de
inasistencia de ambos, lo que ha generado cantidad de preguntas de Juan. Incluso
Andrea hace observaciones a los distintos tipos y estilos de conductores que
suelen verse por la vía. Algunos salen como a la guerra y lo gozan dice, otros
son grotescos con las manos, además de agresivos, todo lo critican porque se
creen que nunca cometen errores. Las personas al entrar al auto, por estar
solos dan rienda suelta a distintos tipos de comportamientos que nunca usan en
otras situaciones. Al final todos los conductores contribuyen con el atasco de
distintas maneras, en especial por egoísmo, envidia o intolerancia
características humanas que impiden cooperación, parecería que en vez de
colaborarse compiten entre sí. Es de notar que lo mejor para el conductor no es
lo óptimo para el sistema recalca Andrea.
Juan, aprovechando que había descubierto unos caminos de
hormigas en la parte sur de la casa, se dedicó con paciencia a observar
cuidadosamente su comportamiento. Se preguntaba ¿por qué ellas que andan por
distintas vías, no se estrellan, su flujo nunca es obstruido, su movimiento es
continúo y llevan carga? Varias de estas inquietudes se las comunico a Miss
Stride, profesora de biología del colegio, quien se mostró muy colaboradora y
le quedo de investigar para responderle con criterio sus preguntas y porque es
consciente del problema y de los costos de los atascos para la gente.
De regreso a casa en horas de la tarde y los domingos se
ha dedicado a conocerlas, inspeccionando los caminos y la colonia. Aprecia que
su cuerpo mide de 2 a poco más de 25 milímetros. Lo forma la cabeza con
antenas, el tórax, el abdomen y 6 patas, algunas tienen alas y vuelan. Poseen
colores negro, marrón, rojo o amarillo. Supone que se deben comunicar porque nunca
las ve quietas, ni en desorden y nota que logran su propósito sin
embotellamientos llevando sus hojitas de alimento a algún deposito, incluso
pasando por líneas de agua y desniveles. Aprecia en ellas un mundo fascinante
de organización, colaboración, destreza y división del trabajo, básico para los
ecosistemas.
De nuevo en el English Miss Stride lo llamo y le indico
que le tenía muy interesante información sobre sus inquietudes a cerca de las
hormigas y dice: Toma nota, “Son insectos que conforman una estructura social
con diferentes oficios y tareas totalmente cooperativas. Trabajan en equipo con
un objetivo común. Juegan el “uno para todas y todas para una”. Jamás se
bloquean y poseen un total sentido gregario. Su estructura
social la conforman diferentes individuos con distintas funciones que consta de:
reinas y machos que se encargan de la reproducción de la colonia y obreras que se
dividen responsabilidades, unas construyen el nido, otras cuidan de las larvas,
buscan alimentos y generan protección. Su comunicación la hacen por feromonas;
en su abdomen poseen glándulas que transmiten informaciones sobre el camino, la
comida y alertas de peligro. Huelen a través de sus antenas y cada colonia
tiene un olor particular. Viven en casi todo el mundo, construyen nidos muy
complejos, necesitan de humedad, beben agua y hay algunas muy peligrosas”
Para Juan estas informaciones lo llenaron de gozo porque
ya podía explicarse y entender las razones de la excelente movilidad de las
hormigas y su gran eficiencia.
Hace un análisis comparativo de las diferentes
características con los seres humanos y aprecia una característica en especial:
el sentido gregario, que, si bien lo hay en las personas, no en un
ciento por ciento, impidiendo el cumplimiento de un único objetivo básico. Ser
gregario para la gente es de cierta forma un sacrificio lo que nuca lo es para
las hormigas.
Finalmente ve a futuro la posibilidad de mejores
resultados en la movilidad del tránsito de las ciudades, mediante algoritmos
que copien comportamientos de las hormigas y puedan modificar la conducta de
los conductores que superen ciertas características negativas. Como ve usual,
espera en la ciencia los descubrimientos, mediante investigaciones para el
logro de mejor calidad de vida con un transporte mucho más amable.
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